La CAPOEIRA en la Clandestinidad
La liberación de la población de color llegó 200 años después de la derrota de Palmares en 1888 y sólo porque la monarquía quería mejorar su imagen ante la sociedad que ya sentía grandes simpatías por el movimiento republicano. Es importante resaltar que Brasil fue el último país colonial en dar la libertad a los esclavos. Con la abolición de la esclavitud en 1888, la población negra que no recibió ningún tipo de ayuda para mejorar su condición social y económica, siguieron siendo explotados por la sociedad monárquica portuguesa.Pero muchos negros emigraron a grandes ciudades de la época: Recife, Río de Janeiro, Salvador de Bahía…
Los negros que sabían Capoeira se juntaron en “maltas” (lugares donde vivían los capoeiristas. La palabra también se usa para los grupos de delincuentes de la época). Dentro de estas ciudades, era en las fiestas populares donde los capoeiristas se encontraban, era donde podían relajarse del trabajo forzado, de las torturas y olvidar su condición social.Con el pasar del tiempo aumenta la fama de luchador de los capoeiristas, ofreciéndose mercenarios para asesinatos y emboscadas, también eran usados por los políticos como guardaespaldas y llegan a ser temidos por la propia policía. Con la escasez de empleo, muchos se unieron o formaron bandas criminales. Continuaron practicando Capoeira, que con el tiempo se asoció con actividades criminales. Con la llegada de la República en 1889, el entonces presidente Marechal Deodoro Fonseca, presionado por la creciente onda de la criminalidad, crea en 1890 el código penal donde se condena a los practicantes de los ejercicios de agilidad y destreza corporal conocidos por la denominación de Capoeira. Desde entonces, la Capoeira fue prohibida en Brasil y el castigo por practicarla era extremo (a los infractores se les cortaban los tendones de la espalda y de los pies) y la policía era despiadada en su intento de erradicar su práctica. La Capoeira se continuó practicando en la clandestinidad.
Las rodas (luchas amistosas sin contacto), se llevaban a cabo en áreas con varias vías de escape y mientras estaban escondidos, un individuo quedaba observando el paso de la policía: cada vez que se acercaban, este individuo tocaba un ritmo con el berimbau, parecido al sonido que hacían los caballos de la guardia, al que llamaban cavalaria (caballería en español). Los capoeiristas adoptaban 'apelidos' o apodos para impedir que la policía descubriera sus verdaderas identidades. Hasta hoy, cuando una persona es bautizada en Capoeira durante la cerimônia do batizado, se le da un 'apelido'.
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